San Jacinto, municipio artesanal y reconocido a nivel mundial por elaborar las mejores hamacas. Hechas naturalmente en telar artesanal - manual.
San Jacinto, municipio artesanal y reconocido a nivel mundial por elaborar las mejores hamacas. Hechas naturalmente en telar artesanal - manual, con el mejor algodón, los mejores diseños, colores y estilos.
La hamaca, una red de hilos entrelazados, de múltiples colores, que podría ser un arcoíris recostado entre las palmeras, es un producto artesanal que encontraremos como un elemento obligatorio de las casas en todos los rincones de Colombia, especialmente en la Costa del Caribe y en todas las regiones del clima cálido.
El Municipio de San Jacinto está considerado como el primer centro artesanal de la costa Atlántica, además también el primer comercializador de productos elaborados en telar vertical como hamacas y su diversificación, también produce productos elaborados en croché y macramé, así como también productos de la madera, la talabartería y los instrumentos como la gaita entre otros. Atrae turistas, principalmente, por la fabricación artesanal de gaitas.
A 100 kilómetros de Cartagena por la carretera que conduce a Sincelejo se ubica este maravilloso pueblito San Jacinto, un centro artesanal tradicional famoso que ofrece toda clase de artesanías.
El clima de San Jacinto es desértico. Virtualmente no hay precipitaciones durante el año.
Usos: La hamaca sirve de cama, sofá, columpio y, hasta, de cuna para los bebés, pero, para los que probaron la comodidad de las hamacas colombianas, la diferencia entre la cama y la hamaca resultará enorme. En este clima tan cálido, no hay nada más agradable que descansar en una cómoda hamaca que no solamente es el elemento de la tradición colombiana, sino símbolo de la creatividad, tranquilidad y armonía de nuestro pueblo con las costumbres ancestrales.
Técnica: Más de dos mil artesanas heredaron de los indígenas zenúes las técnicas precolombinas del tejido y tinturado de hamacas (ikat o lampazo). Organizadas en cinco cooperativas, asociaciones y comités, las mujeres de San Jacinto elaboran los textiles con hilazas de algodón de vivos colores o suavizadas con el cromatismo de tintes naturales extraídos de plantas nativas. Van tejiendo la hamaca, hilo por hilo en sencillos telares verticales de cuatro palos, mientras sus compañeros e hijos tejen los cabezotes con curricán (cordeles de algodón) para colgarla.
San Jacinto: San Jacinto comienza en una calle repleta de hamacas, peyones, mochilas y fajones verdes, amarillos, azules y de cualquier color; todo ellos colgando en las calles como una exhibición artística de gran colorido y hermosas imágenes.
Los orígenes de estas hamacas se remontan a la época de los indígenas, que por entonces las llamaban ini. Cuando Cristóbal Colón las vio por primera vez se sorprendió y luego llevó algunas de ellas que luego fueron usadas por los marineros ya que reducían el espacio destinado para las camas en los buques y mantenían a los tripulantes frescos a la hora del reposo.
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